Friday, December 15, 2017

Escalandrum - Sesiones Ion (Obras de Mozart y Ginastera) CLUB DEL DISCO 2017

Un disco singular lleno de belleza y sorpresas: Mozart y Ginastera son diseccionados por Escalandrum y la música emerge triunfal, en una grabación que utiliza la técnica del inventor de la estereofonía en los años '30. Un placer y un orgullo presentar esta edición del Club del Disco, que parece tener destino de clásico.

Escalandrum es un grupo flexible y amante de los desafíos. Este sexteto de amigos hace 18 años que esquiva los lugares comunes y se va tornando indefinible: la formación es la de un grupo de jazz, claramente, con su base rítmica y sus tres vientos, pero el repertorio se va ensanchando como el universo, llevándolos a galaxias cada vez más lejanas. Esa inquietud y amplitud de miras hace que le lluevan los más diversos encargos. Así fue que recientemente a la Fundación Konex se le ocurrió encargarle un concierto Mozart, y al Ministerio de Cultura de la Nación un programa en homenaje a Ginastera, aprovechando que en 2016 se celebraban números redondos de ambos compositores (260 años del nacimiento de uno y 100 del otro). 

Nicolás Guerschberg, pianista y arreglador del grupo, comenzó a revisar el repertorio del austríaco para ver qué podía adaptar para sexteto, y le sacó punta al lápiz. Con buen tino, eligió dos movimientos del Concierto para piano no. 23, donde el piano ya tiene un lugar asignado, y "amplió" para el grupo el famoso Rondo alla turca, de la Sonata para piano no. 11. Además arregló el Lacrymosa del Requiem (última obra, que Mozart dejó inconclusa en su lecho de muerte) y el muy conocido primer movimiento de la Sinfonía 40, quizás el máximo desafío, en tanto es la pieza más conocida a nivel popular de las cinco, seguida de cerca por el Rondo. En el caso del compositor argentino Alberto Ginastera (1916-1984), la selección se centró en obras del primer período, todas de la época nacionalista del autor, lo que se aprecia viendo los números de opus. 

Todos los arreglos potencian la calidad de los seis instrumentistas: ahí se ve la mano de Guerschberg, que no por nada toca con ellos hace tanto tiempo. Cuando todo comienza, se escucha el ride de Pipi Piazzolla y al entrar los vientos uno debe rendirse ante tanta belleza: como si Mozart se hubiera juntado con Benny Goodman o Dave Brubeck. Luego, la entrada del piano y el contrabajo nos acercan aún más a un sonido con mucho de cool jazz, y acá influye poderosamente no sólo el tipo de grupo y el toque de sus músicos, sino también el audio, que es un protagonista central de este disco que, no por nada, se llama Sesiones Ion.


No es necesario explicar a esta altura qué significa esa sala de grabación en la historia de la música argentina de los últimos 60 años. No sólo porque allí se grabaron históricos discos de monstruos sagrados de la música mundial, sino porque sigue vigente y tiene a Osvaldo Acedo, su alma, despierto y con ganas de probar nuevas cosas. O viejas, según cómo se mire... Los micrófonos son relativamente nuevos, pero la técnica utilizada para grabar, es propia de los comienzos del desarrollo del estéreo por el inglés Alan Blumlein (1903-1942): simplemente el par de micrófonos, uno sobre el otro, y alrededor el grupo de músicos tocando. Claro, no hay posibilidad de sobregrabación, ni deseos de editar nada. Ni siquiera hay mezcla. Lo que suena es lo que se grabó y, cómo se tocó, queda. No hay trucos. Acedo invitó a Escalandrum a grabar en su estudio con esta técnica, y el resultado es fantástico.

La música está viva en cada segundo de este disco, y la suma del repertorio clásico con el toque de Escalandrum lo transforma en una grabación atemporal, destinada a ser un mojón en la trayectoria del grupo. Volviendo a los arreglos, en el caso de Ginastera la apropiación quizás suene más natural por tratarse de piezas que usan ritmos nativos, pero hay que ver cómo milonguizaron la Sinfonía 40 de Mozart. No se trata de un experimento humorístico, sí quizás algo lúdico, pero luego hay espacio para la improvisación y el deleite ya es total: los sonidos, con esa mezcla de clasicismo vienés, jazz y milonga hacen que nos olvidemos ya de dónde estábamos y nos dejemos arrastrar por la música.

Una combinación de nobles elementos no podía dar como resultado sino una gran obra de arte. Disco para atesorar y escuchar cientos de veces.

Wolfgang Amadeus Mozart:
1. Concierto para piano y orquesta No. 23 en La mayor, K. 488: Primer movimiento
2. Concierto para piano y orquesta No. 23 en La mayor, K. 488: Segundo movimiento
3. Rondo alla turca: 3er movimiento de la sonata para piano No. 11 en La mayor, K.331
4. Lacrimosa: de la Misa de Requiem en re menor, K. 626
5. Primer movimiento de la Sinfonía No. 40 en Sol menor, K. 550

Alberto Ginastera:
6. Pequeña danza (adaptación del Malambo de la Suite Estancia, op. 8)
7. Danza de la moza donosa (de las Danzas argentinas, op. 2)
8. Malambo para piano, op. 7
9. Milonga (canción del árbol del olvido, op. 3) 

Daniel "Pipi" Piazzolla / drums
Nicolás Guerschberg / piano, arrangements
Mariano Sivori / bass
Damián Fogiel / tenor saxophone
Gustavo Musso / alto saxophone, soprano saxophone
Martín Pantyrer / bass clarinet